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Fotos: Juan Carlos Copete 2020

Una oportunidad para el futuro verde de Colombia

Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad del mundo, con alrededor de 26.000 especies de plantas y aproximadamente 7.273 especies de hongos, incluyendo más de 6.000 plantas y 440 hongos con usos reportados. Esto representa una ventaja comparativa frente a otros países, lo que permite ver a los recursos biológicos como activo clave en el cambio de su matriz productiva. Gran parte de estas especies está siendo subutilizadas o su uso se ha perdido a pesar de ser fuente potencial de productos para el desarrollo de nuevos ingredientes naturales.
En comparación a América Latina, Colombia estuvo por debajo del promedio de la región en materia de exportaciones de ingredientes naturales y en términos de valor representó solo el 0.27 % de las exportaciones de la región; asimismo, existen solo 305 empresas bio-innovadoras. Lo anterior podría atribuirse al bajo valor económico del bosque versus la presión en la implementación de otro tipo de economías, principalmente extractivistas. Adicionalmente, la baja presencia del Estado en territorios con difícil acceso geográfico se traduce en la carencia en la provisión de servicios públicos. Estos factores, en últimas, resultan en limitantes para la consolidación de cadenas de abastecimiento, debido a los altos costos de producción y comercialización. Sin embargo, la producción de ingredientes naturales, al ser una industria en crecimiento con alto potencial en el país, representa una oportunidad clave para mejorar las capacidades competitivas de las regiones e impulsar.
Para lograr esto, desde el ‘Proyecto Plantas y Hongos Útiles de Colombia’ realizado en conjunto con el Jardín Real Botánico de Kew del Reino Unido, estamos llevando a cabo análisis de las cadenas de valor de los ingredientes naturales provenientes de plantas y hongos nativos útiles de Colombia. En este análisis, se documentan los procesos para generar y distribuir valor a partir de la diferenciación de los productos derivados de la biodiversidad nativa, así como las interacciones y relaciones emergentes de autonomía e interdependencia entre actores directos e indirectos en el territorio.
La cadena de valor de la pulpa y liofilizado de la palma de Naidí (Euterpe Oleracea) en el Chocó Biogeográfico (Bajo Baudó y en Medio Atrato) es un ejemplo de la importancia de realizar un análisis multi-criterio que radica en el aprovechamiento silvestre de 56 mil hectáreas de naidizales, con la finalidad de visibilizar el valor del bosque en pie y de apoyar a 200 familias.

El Naidí y su cadena de valor

En Colombia, el Naidí se encuentra en los bosques húmedos tropicales del Chocó Biogeográfico y los Valles interandinos del Río Cauca y Magdalena. Es una especie silvestre ampliamente utilizada en el Pacífico colombiano, destacando el uso del tallo y las hojas para la construcción de viviendas, el uso de las raíces de la palma con fines medicinales, la obtención del palmito (palm heart) con fines gastronómicos, y el último uso y el más conocido, el fruto de la palma como alimento humano y animal. Como alimento humano, el fruto de la palma se macera con limón, leche Klim y sal para la preparación de una bebida de consumo diario por los pobladores de la región (el ‘pepiao’), convirtiéndose en una fuente de valor económico, ya que sus frutos son cosechados con fines comerciales a nivel regional y nacional. En este sentido, el consumo del fruto de Naidí no solo hace parte de la canasta familiar y de la seguridad alimentaria de las comunidades, sino que además representa la obtención de ingresos complementarios para acceder a otros bienes y servicios.
En la literatura, esta palma ha sido estudiada a profundidad, realizando investigaciones fitoquímicas que evalúan las propiedades antinflamatorias, antioxidantes y nutricionales de la especie. Los productos finales transformados a partir del fruto de la especie son empleados como insumos para la industria de alimentos (alimentos funcionales) y cosméticos (cuidado personal).
Esta especie es la que cuenta con el mayor número de empresas (14), de las cuales el 99% son de base comunitaria. Las labores de recolección del fruto de la palma de Naidí, están organizadas por familias y por los consejos comunitarios del pacífico colombiano. Estas empresas se distribuyen equitativamente entre la comercialización de ingredientes naturales y productos terminados para la industria de alimentos y cosméticos. En el caso de los ingredientes naturales, todas las empresas se dedican a transformar el Naidí en pulpa. Sin embargo, según Cluster Development (2020), el extracto de Naidí es uno de los ingredientes naturales que deben estar priorizados en esta especie. Respecto a los productos finales, la mayoría de las empresas (86%) se dedican a comercializar productos alimentarios, como helados, jugos y palmitos enlatados; éste es el caso, por ejemplo, de Corpocampo, Naturela y algunos restaurantes (Masa, Crepes & Waffles, Wok). Por otro lado, solo una empresa (Selvacéutica SAS) se centra en la cosmética, produciendo cremas, exfoliantes y champús.

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Fotos; Juan Carlos Copete 2020

Factores de éxito para aprovechar nuestra biodiversidad de manera sostenible

Múltiples factores estructurales e históricos han afectado a la cadena de valor de los ingredientes naturales derivados de la palma de Naidí debido al conflicto armado, la falta de oferta de servicios públicos, las limitaciones de acceso geográfico y la incidencia de economías extractivas e ilegales. Además, la gobernanza en esta cadena de valor se caracteriza por funcionar gracias a las relaciones de confianza de los pequeños productores y al alto nivel de dependencia con los intermediarios. En este sentido, todavía no es claro si se mantendrán los márgenes de rentabilidad de las cadenas de valor de los Productos Forestales no Maderables y sus productos derivados, ya que las empresas de base comunitaria han operado mientras existan subsidios o proyectos de cooperación, y la demanda a nivel nacional y regional todavía es baja.
Sin embargo, es posible en el corto y mediano plazo tomar acciones para el escalamiento y consolidación de esta cadena de valor, resaltando algunas oportunidades y factores de éxito:
• Enfoque en la demanda: En el discurso tradicional del desarrollo, usualmente los programas de asistencia se han enfocado en la capacitación técnica a los productores, olvidando la consolidación de la demanda; es decir, la creación de mercados.
• Financiar capacitación: Financiar la capacitación técnica para la implementación de sistemas agro-biodiversos y para el desarrollo de capacidades empresariales en los territorios con la finalidad de incrementar el poder de negociación de las comunidades locales para acceder a financiación.
• Desarrollo de cadenas de logística: Subsidiar la expansión de las cadenas de frío y los centros de acopio, con el fin de aumentar la capad de producción.
• Involucrar a las comunidades: Crear la conciencia para la conservación de ese recurso, con base a que ese recurso tiene un valor, y, por ende, las personas lo cuidan.
• Mostrar resultados: Generar alternativas concretas de trabajo e ingresos a las familias que están en riesgo de articularse a la minería o tala de madera ilegal, ocuparlos en otra actividad que sea igual de rentable, pero que permita la conservación de la biodiversidad y los bosques.
• Generar espacios de dialogo: Propiciar un ambiente para albergar presencia de empresas líderes que hagan el trabajo de desarrollar el mercado.
• Comunicación e inclusión: La construcción de confianza y la inclusión de diversos segmentos de la población (jóvenes, mujeres y adultos mayores) ha sido vital para impulsar estas cadenas de valor.
• Apoyo y asistencia de conexiones: La asistencia por parte de ONGs, el SENA, empresas, otros programas del gobierno Nacional y la cooperación internacional en la recolección, transformación, escalamiento y comercialización de los productos y activos bioculturales.
• Monitoreo comunitario: El diseño y la co-creación de una estrategia de monitoreo comunitario constituye una actividad importante para incorporar a las autoridades ambientales y a la misma comunidad para generar fuentes alternativas de ingresos y sostenibilidad de los procesos.
• Oportunidades de expansión: No sólo enfocarse en mercados de nicho, sino desarrollar las capacidades productivas y logísticas para lograr disminuir el precio, llegarles a más clientes y ser más competitivos en el mercado.

Para acceder al reporte sobre el estado bioeconómico de las plantas y hongos de Colombia, haz clic en este enlace